Imaginen ustedes que se proponen la dificilísima tarea de escribir una novela... la logran y no sólo eso... sino que también hay quien está interesado en publicarla. Cajas y cajas les llegan finalmente con su libro impreso ¡Qué gran sensación! Pero pasada la algarabía... se dan cuenta que su libro no se vende.
¿Qué pasará por la cabeza de uno como autor? Seguramente que no fue una obra lo suficientemente buena como para que alguien pague el precio por ella. Yo hubiese hecho lo mismo que Juan Rulfo... regalarles ejemplares a mis amigos, allegados, conocidos, vecinos, y toda alma caritativa interesada en leer mi libro.
Lo que no sabía Rulfo es que su obra, infravalorada en su época, alcanzaría un "boom" 20 años después en los que batió récords inesperados de ventas para novelas latinoamericanas. Medio millón de copias se vendieron de pronto en la década de los setenta de sus obras creadas en 1953 y 1955, respectivamente (dato hasta 1977).
Bien... ya lo mencioné. Hablo de Juan Rulfo, escritor, guionista y fotógrafo mexicano nacido el 16 de mayo de 1917. Escribió una sola novela y es de la cual vengo a hablarles en esta reseña, se trata de "Pedro Páramo" (1955). Cabe aclarar sin embargo, que en 1953 escribió un libro de cuentos "El llano en llamas" y en 1980 publicó un guión de cine titulado "El gallo de oro", considerado para algunos como una novela.
Pedro Páramo
Es una obra enorme y sin embargo corta. Dependerá seguramente de la edición, pero las páginas no sobrepasan las 180 en la mayoría de los casos. Y es que la peculiaridad de Rulfo es la economía de sus palabras... No abunda en adjetivos, en descripciones ni en ningún vicio que busque extender la obra innecesariamente, es por ello que cuando uno empieza a leer su novela no puede parar hasta el punto final. Personalmente, quedé enganchada de la trama y el libro lo guardaré en algún lugar importante de mi casa y de mi vida.
Entre la magia de la narrativa del autor un punto importante es que el aspecto de los personajes queda librado a la imaginación del lector: "Habrá notado usted que son personajes sin rostro", dijo Rulfo en una entrevista concedida a Joaquín Soler Serrano en el programa "A fondo" (1977) y se refería precisamente a que en su obra no existen párrafos como: "era una hermosa joven, con una larga cabellera dorada, senos redondos y muslos fuertes", según sus palabras el autor quería que la gente se imaginé a personas "normales".
La obra se instala en un lugar imaginario "Comala", convertido en un pueblo fantasma al que llega Juan Preciado buscando a su padre, Pedro Páramo, como se lo pidió su madre antes de morir. La obra está dividida por fragmentos, 69 en total, pero parece tener dos partes, la primera narrada por Preciado; y la segunda por algunos personajes, entre ellos, Páramo.
No cuento más. Pero sí digo que cada línea del libro vale la pena (vale el placer). Será por ello que en 2001 el periódico El Mundo la situó entre las 100 mejores novelas en español del siglo XX.
Rulfo ha concebido su obra de manera impecable y ha creado personajes con una imaginación que solo puede ser explicada como un don, o si se quiere como un inapelable talento.
Al finalizar el siglo XX la obra ya había vendido más de un millón de copias y fue traducida en 30 idiomas.
Rulfo llegó a ver el éxito tardío de su creación, pero quizá veía el fenómeno con cierta confusión: "La he olvidado ya, hasta cierto punto (...) las nuevas generaciones que a penas están leyéndola tienen una serie de problemas para entenderla, también yo los tuve para escribirla, la verdad... (Pero) mi generación no la entendió, ni la consideró nunca interesante", dijo en la entrevista antes citada y claro, no lo podemos culpar... 20 años le borran a cualquiera el entusiasmo.
¿Por qué no volvió a escribir? Fue la pregunta que quizá Rulfo escuchó más veces en su vida y nunca dio una respuesta demasiado convincente al respecto... Dijo que había estado ocupado en la creación de textos académicos o en creación de guiones. Sin embargo, alguna vez señaló que "escribir era un proceso de sufrimiento", y sospecho que probablemente no lo quería repetir.
Rulfo destruyó dos obras a lo largo de su vida que las tildó de "malas". Una sobre un campesino que migra a la ciudad de México, y la segunda que pudo ser autobiográfica... y al parecer no era demasiado afecto a las autobiografías... Fue huérfano, se crió en un orfanato que "era prácticamente una correccional" y en la que sólo aprendió a deprimirse... de esa depresión no se curó jamás, según sus palabras.
Hace poco se cumplieron 34 años de la muerte de Juan Rulfo (7 de enero de 1986). "¿Y de qué murió? Tal vez de tristeza. Suspiraba mucho". Los médicos dirán que fue un paro cardíaco.
Texto: Claudia Campanini
Imágenes: Pinterest
Menos mal y se enteró del éxito de su obra ¡Veinte años después, cuando ya ni se acordaba de ella! Creo que fue una genialidad escribirla del modo que lo hizo. Tan genial, que la gente de la época no la entendió y sí explotó dos décadas después. ¡Gracias Clau!
ResponderEliminar¡A ti por leer! (Me sale como "anónimo", me gustaría saber tu nombre). Un grande abrazo.
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