Siempre hay un «Molino de viento» en la vida de cualquier lector: un libro que intimida. Un libro que por su tamaño, reputación o antigüedad está confinado en el rincón de alguna biblioteca. Después de tres décadas de vida, con una sensación de atraso, me enfrenté a mi «Molino de viento»: Miguel de Cervantes y su «Don Quijote de la Mancha».
La peculiaridad de «Don Quijote de la Mancha» es que es un libro que todo el mundo conoce, pero no todos han leído. Existen debates sobre si esta es una lectura indispensable y hay dos corrientes: por un lado están aquellos que dicen que la obra de Cervantes es casi una lectura obligada para cualquiera que se diga lector; y por otro, están quienes predican que ninguna conciencia lectora debería remorderse si no leyó al Quijote, visto que hay millones de libros más. Lo innegable es que se trata de uno de los clásicos mas importantes de la literatura universal y es la primera novela moderna.
En lo personal, me era imposible no tener un prejuicio respecto a este título. Creí que por haber sido escrito en el 1600 podría resultar difícil y hasta aburrido: me equivoqué. De pronto me vi riendo en algunos capítulos con las ocurrencias de los personajes. Los protagonistas tienen caracteres muy bien definidos que arrancan sonrisas; uno por orate y el otro por simple. Es tal la construcción del peculiar personaje de Don Quijote que bien la psicología podría tomar mano de la obra de Cervantes para referirse a personas altamente temerarias. ¿Por qué no considerar un «Síndrome de Don Quijote»?, por ejemplo, me pregunto seriamente.
Tiene dos partes:
La primera fue publicada en 1605. Según creo, Cervantes tenía mucho que decir acerca de las obras que había leído, pero no se conformó con la crítica y lo que hizo fue una novela haciendo sátira de los libros de caballería tan populares en la época. Ciertos personajes hacen también amplias exposiciones sobre autores, estilos, géneros y títulos.
El día que juntas todo:
Cada aficionado a la escritura, y me imagino que mucho más los autores consagrados, tienen novelas a medio escribir, poemas, novelas cortas, cuentos, microcuentos y narraciones que allí están, durmiendo el sueño de los justos y no se convierten en libros ni en nada porque son escritos muy cortos, no están terminados o no terminan de convencer. Mi percepción es que un día don Miguel de Cervantes juntó todo eso y se rehusó a que muriesen en su gaveta y así las incluyó en «Don Quijote de la Mancha» (especialmente en la primera parte) donde se encuentran algunas narraciones de romances, poesías y cuentos que parecen no venir al caso de la historia central, pero Cervantes se ocupó de acomodarnos de alguna manera. Así, cada uno de sus personajes, antes creados, recobraron vida para encontrarse con Don Quijote y contarle sus experiencias (ahí están insertadas esas narraciones).
Tras el rotundo éxito de su obra Cervantes publica la segunda parte en 1615, pero no solo lo motivó la buena acogida de su libro, sino también el hecho de que cuando avanzaba lentamente el la creación de la secuela cierto escritor, bajo el seudónimo de «Alfonso Fernández de Avellaneda», tuvo la osadía de publicar una segunda parte no autorizada del Quijote que provocó en Cervantes un evidente enojo y se ocupó de desmentirlo en la «segunda parte oficial» lograda por su pluma.
Al mejor cazador se le va la liebre:
Hasta tres errores importantes he percibido en la obra de Cervantes. Él parece percatarse de solo uno que trata de enmendar en la segunda parte; dos le pasaron desapercibidos, pero no podemos más que perdonarlo. Cervantes escribió su obra con pluma, tinta, muchísimos papeles, poca luz y una sola mano.
Don Quijote de la Mancha es un libro creado con gran ingenio y picardía. No por nada Miguel de Cervantes es un referente no solo de la literatura sino también de la lengua española. Por lo tanto me uno a la primera corriente y uso una de las frases extraída de la misma obra «quien no leyó ese libro no ha leído nada». Ojalá lo hubiera leído mucho antes.
Nota importante: la frase «los perros ladran, Sancho, señal de que caminamos» no existe en la obra.
Leí esta bella obra... sin embargo no me percaté de los errores que menciona, sería mucha amabilidad si los menciona? Y un libro que no me gusto (hasta ahora) mucho es el retrato de Dorian Gray, y el que leí de niño fue La Guerra y la Paz... saludos.
ResponderEliminarMuchas gracias por el comentario.
ResponderEliminarLos errores hallados son:
- El robo del burro de Sancho que reaparece sin explicación, (error enmendado).
- El nombre de la esposa de Sancho, primero Juana Gutiérrez y luego Teresa Panza.
- En el capítulo 25 Sancho dice que conoce a la labradora convertida en Dulcinea, Don Quijote también la vio y en una época estuvo enamorado de ella... Pero luego se registra que Sancho no la vio jamás y don Quijote solo la imaginó.