Archivo del blog

martes, 27 de agosto de 2019

Amó, fue Amado...



La existencia de Amado Nervo me ha llevado muchas veces a la reflexión a la empatía y por qué no, a la tristeza.

Uno de sus poemas que más me ha impresionado es "A Kempis", en sus versos culpa al autor de un libro por marcarle negativamente la vida con su texto.

Se trataba del libro religioso "Imitación de Cristo" de Thomas A Kempis. La obra mítica instaba a vivir una vida lo más parecida a la que tuvo Cristo. Al parecer, la mente de Nervo no logró asimilar el contenido como quizá lo pudo haber hecho cualquier otro cristiano... El poeta en cambio se declaró enfermo luego de haberlo leído.

Sospecho (y estás son solo conjeturas mías apoyadas en su obra) que Nervo desarrolló desde entonces un trastorno religioso conocido como "escrupolisidad" y se registra hoy como la preocupación excesiva por no cumplir a cabalidad ciertos parámetros cristianos como buscar vivir en "santidad" y oración, por ejemplo; además, se manifiesta también con un gran miedo por el fin y por lo eterno. Para el poeta fue, seguramente, desgastante el imposible reto de vivir como Cristo y esa imposibilidad, que tal vez se le tradujo en culpa y angustia, lo llevo a escribir uno de sus más célebres poemas:

"A Kempis".

"Ha muchos años que busco el yermo,
ha muchos años que vivo triste,
ha muchos años que estoy enfermo,
¡y es por el libro que tú escribiste!

¡Oh Kempis, antes de leerte amaba
la luz, las Vegas, el mar Océano;
mas tú dijiste que todo acaba,
que todo muere, que todo es vano!

Antes, llevado de mis antojos,
besé los labios que al beso invitan,
las rubias trenzas, los grandes ojos,
¡sin acordarme que se marchitan!

Mas como afirman doctores graves,
que tú, maestro, citas y nombras,
que el hombre pasa como las naves,
como las nubes, como las sombras...

huyo de todo terreno lazo,
ningún cariño mi mente alegra,
y con tu libro bajo del brazo
voy recorriendo la noche negra...

¡Oh Kempis, Kempis, asceta yermo,
pálido asceta, qué mal me hiciste!
¡Ha muchos años que estoy enfermo,
y es por el libro que tú escribiste!".


Entre otros eventos traumáticos Nervo quedó huérfano de padre a los nueve años y fue enviado a un internado católico, tiempo más tarde su hermano Luis se suicidó. Ya en la adultez, tras diez años de amor con Ana Cecilia Luisa Dailliez quedó viudo sin poder reponerse del golpe. A su esposa muerta, por fiebre tifoidea, le dedicó "la amada inmóvil" y "mi secreto", entre otros:

"¿Mi secreto? ¡Es tan triste! Estoy perdido
de amores por un ser desaparecido,
por un alma liberta,
que diez años fue mía, y que se ha ido...
¿Mi secreto? Te lo diré al oído:
¡Estoy enamorado de una muerta!"

Casi al prematuro final de su vida Nervo firmó la paz con una existencia, que quizá nunca logró comprender, y le regaló al mundo su poema más popularizado:

En Paz:

"Muy cerca de mi ocaso, yo te bendigo, vida,
porque nunca me diste ni esperanza fallida,
ni trabajos injustos, ni pena inmerecida;

porque veo al final de mi rudo camino
que yo fui el arquitecto de mi propio destino;

que si extraje las mieles o la hiel de las cosas,
fue porque en ellas puse hiel o mieles sabrosas:
cuando planté rosales, coseché siempre rosas.

...Cierto, a mis lozanías va a seguir el invierno:
¡mas tú no me dijiste que mayo fuese eterno!

Hallé sin duda largas las noches de mis penas;
mas no me prometiste tan sólo noches buenas;
y en cambio tuve algunas santamente serenas...

Amé, fui amado, el sol acarició mi faz.
¡Vida, no me debes nada! ¡Vida, estamos en paz!".

Orfandad, religión y muerte hirieron profundamente a Nervo y aquellos dolores tan grandes para él han significado para nosotros, sus lectores, una gran obra.

Nervo Nació un día como hoy, 27 de agosto de 1870 en México y murió a los 49 años en Montevideo por una enfermedad renal. Fue escritor, diplomático y periodista.



Claudia Campanini.

sábado, 10 de agosto de 2019

Don Quijote de la Mancha

Siempre hay un «Molino de viento» en la vida de cualquier lector: un libro que intimida. Un libro que por su tamaño, reputación o antigüedad está confinado en el rincón de alguna biblioteca. Después de tres décadas de vida, con una sensación de atraso, me enfrenté a mi «Molino de viento»: Miguel de Cervantes y su «Don Quijote de la Mancha».


La peculiaridad de «Don Quijote de la Mancha» es que es un libro que todo el mundo conoce, pero no todos han leído. Existen debates sobre si esta es una lectura indispensable y hay dos corrientes: por un lado están aquellos que dicen que la obra de Cervantes es casi una lectura obligada para cualquiera que se diga lector; y por otro, están quienes predican que ninguna conciencia lectora debería remorderse si no leyó al Quijote, visto que hay millones de libros más. Lo innegable es que se trata de uno de los clásicos mas importantes de la literatura universal y es la primera novela moderna. 

En lo personal, me era imposible no tener un prejuicio respecto a este título. Creí que por haber sido escrito en el 1600 podría resultar difícil y hasta aburrido: me equivoqué. De pronto me vi riendo en algunos capítulos con las ocurrencias de los personajes. Los protagonistas tienen caracteres muy bien definidos que arrancan sonrisas; uno por orate y el otro por simple. Es tal la construcción del peculiar personaje de Don Quijote que bien la psicología podría tomar mano de la obra de Cervantes para referirse a personas altamente temerarias. ¿Por qué no considerar un «Síndrome de Don Quijote»?, por ejemplo, me pregunto seriamente. 


Tiene dos partes:

La primera fue publicada en 1605. Según creo, Cervantes tenía mucho que decir acerca de las obras que había leído, pero no se conformó con la crítica y lo que hizo fue una novela haciendo sátira de los libros de caballería tan populares en la época. Ciertos personajes hacen también amplias exposiciones sobre autores, estilos, géneros y títulos.



El día que juntas todo:

Cada aficionado a la escritura, y me imagino que mucho más los autores consagrados, tienen novelas a medio escribir, poemas, novelas cortas, cuentos, microcuentos y narraciones que allí están, durmiendo el sueño de los justos y no se convierten en libros ni en nada porque son escritos muy cortos, no están terminados o no terminan de convencer. Mi percepción es que un día don Miguel de Cervantes juntó todo eso y se rehusó a que muriesen en su gaveta y así las incluyó en «Don Quijote de la Mancha» (especialmente en la primera parte) donde se encuentran algunas narraciones de romances, poesías y cuentos que parecen no venir al caso de la historia central, pero Cervantes se ocupó de acomodarnos de alguna manera. Así, cada uno de sus personajes, antes creados, recobraron vida para encontrarse con Don Quijote y contarle sus experiencias (ahí están insertadas esas narraciones).


Tras el rotundo éxito de su obra Cervantes publica la segunda parte en 1615, pero no solo lo motivó la buena acogida de su libro, sino también el hecho de que cuando avanzaba lentamente el la creación de la secuela cierto escritor, bajo el seudónimo de «Alfonso Fernández de Avellaneda», tuvo la osadía de publicar una segunda parte no autorizada del Quijote que provocó en Cervantes un evidente enojo y se ocupó de desmentirlo en la «segunda parte oficial» lograda por su pluma.

Al mejor cazador se le va la liebre:

Hasta tres errores importantes he percibido en la obra de Cervantes. Él parece percatarse de solo uno que trata de enmendar en la segunda parte; dos le pasaron desapercibidos, pero no podemos más que perdonarlo. Cervantes escribió su obra con pluma, tinta, muchísimos papeles, poca luz y una sola mano. 


Don Quijote de la Mancha es un libro creado con gran ingenio y picardía. No por nada Miguel de Cervantes es un referente no solo de la literatura sino también de la lengua española. Por lo tanto me uno a la primera corriente y uso una de las frases extraída de la misma obra «quien no leyó ese libro no ha leído nada». Ojalá lo hubiera leído mucho antes. 


Nota importante: la frase «los perros ladran, Sancho, señal de que caminamos» no existe en  la obra.

Cometas en el cielo

«Afganistán, un lugar. Un lugar en alguna parte del mundo. Algo terrible pasa ahí. Y pasa desde hace mucho tiempo, ¿no?».  IMAGEN: AMBER CLA...