"Imagínese a una persona con la sensibilidad de un poeta estar destazando cuerpos", con esas palabras explicaba la escritora Dolores Castro por qué Jaime Sabines abandonó entre lágrimas y culpa la Facultad de Medicina, en 1947, luego de tres años de carrera. Los recuerdos de Sabines sobre aquellos años estaban plagados de tristeza. Se recordaba así mismo desolado, porque "no quería ser médico"; aunque en sus palabras, aquellos años "lo hicieron poeta", y es que solo escribiendo canalizaba su angustia.
Personalmente no creo inútil que un poeta vea a la muerte así, frente a frente, como a él tocó, aunque hiera. Y es que seguro este hombre, con su sensibilidad, no solo miraba 80 kilos de restos humanos sobre una mesa, yo podría asegurar que se preguntaba ¿quién sería esa persona? ¿Cuántas veces habría amado? ¿Con cuántos cortes más se le hallaba el alma? Y en fin... Imagino a Jaime transitando por aquella experiencia haciéndose más preguntas espirituales que anatómicas. Quizá por eso o quizá porque sufrió muchas pérdidas en la vida Jaime Sabines tuvo siempre presente a la muerte en su obra, casi como una amiga, una cómplice y una verduga que conocía bastante bien.
Cosa extraña, sin embargo, su peculiar don. El don no solo de la escritura, sino de la trascendencia. Sabines podía escribir un poema desde el lado del vivo, desde el lado del muerto, desde la tristeza del doliente y desde la vagabundez del alma en pena. ¿Cuántas veces tuvo que morirse Jaime para lograr su obra escrita casi desde la muerte? Sabines es el escritor que creó su poesía como llegado de otros mundos para decirnos qué se siente "ya no ser" y cómo nos vemos los que "aún somos". Escribió de la vida y la muerte, respetaba y amaba a ambas; escribió del amor y del desamor, fue un amante tan constante como fugaz; escribió desde su fe y desde sus incredulidades, fue un católico con un Dios siempre presente, pero con quien sostenía litigios.
Como es claro, Jaime, no llegó a ser médico, ya que las cosas terminan cayendo por su propio peso. Un día Jaime no pudo más, hizo maletas y retornó a su natal Chiapas donde creía que sus dos padres esperaban a un médico, lo que recibieron fue un hombre roto que hizo su confesión: "No puedo ni quiero ser médico". Contrario a lo que pensaba su padre lo estrechó fuertemente y le dijo que no tenía por qué serlo. Sabines lloró con lágrimas de libertad.
Fue así que al año siguiente ingresó a la Facultad de Lengua y literatura española de la Universidad Autónoma de México. Allí se codeó con escritores de la talla de Juan Rulfo.
Pero fue un poeta atípico. No fue el clásico escritor de "despacho" que podía escribir todo el día y vivir de aquello. Jaime se casó, formó una familia rápidamente y terminó vendiendo telas por años y luego alimentos para animales por más de dos décadas. Pero era de noche cuando Sabines creaba... ese era el momento que se encontraba con todos sus vivos y sus muertos.
En ese ritmo el poeta generó gran parte de sus poemarios. Claro que los últimos años pudo vivir de aquello; además fue diputado en dos ocasiones, y por lo tanto, archivó por siempre sus viejos oficios.
Fue uno de los poetas más importantes de México y su país supo reconocerlo en vida. Le otorgó cuatro premios, entre ellos: el Premio Nacional de Ciencias y Artes en 1983. Años después, en 1996, leyó con su inconfundible voz sus poemas, en el Palacio de Bellas Artes, ante un auditorio repleto que le aplaudió hasta quebrarlo: "Estas son lágrimas que le lastiman a uno", dijo entonces y su voz firme tambaleó seriamente.
Jaime Sabines no tuvo una vida fácil. En los años 60 perdió a sus padres a quien les dedicó sus obras más dolorosas: "Algo sobre la muerte del mayor Sabines" y "Doña Luz". También le tocó enterrar a su hermano más querido; y al final de su vida, tras la caída en una insignificante, pero siniestra grada, tuvo que someterse a 36 operaciones y estuvo ocho años postrado en cama.
Acerca del libro:
El libro en el que se basa esta reseña lleva como título: "Jaime Sabines. Recuento de poemas 1950-1993", pertenece a la Editorial Visor y contiene los 22 poemarios de Sabines que ocupan 579 páginas. Es una recopilación muy bien trabajada. Considero un gran mérito la calidad de la impresión y el color a elegante melancolía de las hojas (ojo, no es un comentario auspiciado).
Jaime Sabines nació el 25 de marzo de 1926 en Chiapas, México. Fue escritor y político. Se construyó de forma académica y empírica, tuvo que abandonar la carrera universitaria de literatura en 1952 tras un accidente y larga agonía de su padre. Publicó más de 20 libros. El poeta murió el 19 de marzo de 1999 a causa de una metástasis. Tenía 72 años cuando finalmente cruzó el umbral del que tanto había hablado y parecía haber conocido toda su vida.
Claudia Campanini.
No hay comentarios:
Publicar un comentario