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viernes, 9 de octubre de 2020

Mi planta de naranja lima



El proceso de escritura no es llano, en muchas ocasiones está lleno de baches y angustias, y creo que este es el caso. Podría asegurar que «Mi planta de  naranja lima» fue un libro escrito mientras los ojos de su autor se empapaban de recuerdos, nostalgias y llantos. 

Esta es una historia capaz de transportar a la niñez a cualquier persona, pero en especial a quienes hemos crecido jugando con hermanos, posiblemente en medio de carencias y espectando el esfuerzo materno o paterno.
 
El libro empieza ya con una puñalada en el corazón: «Mi homenaje nostálgico a mi hermano Luís, el rey Luís, y a mi hermana Gloria; Luís desistió de vivir a los veinte años y Gloria a los veinticuatro también consideró que vivir no valía la pena». El autor no vuelve a hablar más en el libro de los suicidios de sus hermanos; pero ambos son personajes muy queridos en su obra, lo que hace que uno transite un poco herido por sus páginas.


Narra la historia de Zezé un niño de cinco años, que era el dolor de cabeza del barrio por su gran ingenio para inventar travesuras, que paga, por cierto, con fuertes palizas cuando es descubierto. Su protectora en toda la obra es Gloria, su hermana mayor, y él a su vez protege a Luís, menor que él. Zezé es el quinto de seis hermanos.

Esta es una novela autobiográfica. Se centra en la niñez de su autor, José Mauro de Vasconcelos. Es uno de los títulos más emblemáticos de la literatura brasileña. Gozó de la buena acogida del publico desde su primera edición, en 1968; desde entonces, ha registrado casi 200 reimpresiones.


«Mi planta de naranja lima» no echó raíces solo en Brasil, sino que extendió sus ramas por el continente americano, Europa y Asia. Existen al menos 30 traducciones en diferentes lenguas. Se acomoda dentro del género de novela biográfica y está dirigida a los lectores más jóvenes, lo que no significa que por ello no goce de público de todas las edades. El mismo autor aseguró que escribía sus obras «para niños de seis años y para adultos de 93». En cuanto a su estructura, es relativamente corta, tiene 203 páginas; está dividida en dos partes y 14 capítulos.

Esta novela es una oda de melancolía que es posible que se le atraviese en el pecho al lector quién corre el inminente riesgo de romper en llanto, como seguramente lo hacía su autor. Son especialmente conmovedoras las narraciones sobre el dolor de la pobreza, la violencia y la muerte. 


Pero no todo es tristeza. A pesar del mundo hostil en el que vivía Zezé, su imaginación lo salva y con su inmensidad crea un mundo interno feliz que suele expandirse fuera también. El tema principal de la novela es la amistad y la ternura.

Puntos flacos:

Dos observaciones tengo acerca de la obra:

La primera es que no sé si sea una cuestión de origen o de traducción, pero el libro abunda en diminutivos: "buenecito", "quietecito", "pequeñito", "arbolito, y "tiíto", por ejemplo, que aparecen de forma excesiva. la novela es ya tierna y me parece que este recurso para endulzarla más era absolutamente innecesario.

Mi segunda observación es que tiende a romantizar una situación que en circunstancias normales y no literarias podría representar un peligro: «Un niño que mantiene una amistad ultrasecreta con un adulto». No desconfio sin embargo de la inocencia con la que el autor veía a su amigo ni de buenas intenciones de su pluma. En todo caso, me preocupa que quién lea la obra, siendo niño, crea que todos los adultos son tan buenos e inofensivos como queda representado «El Portuga» y por desgracia, no es siempre es así.


Saldado aquello, debo decir que «Mi planta de naranja lima» es una obra escrita con mucha sensibilidad y apela a corazones igualmente sensibles. Tiene también un gran aporte social, pues muestra la realidad de los niños brasileños que crecen en las favelas, el esfuerzo de sus padres por sobrevivir y la desigualdad de la sociedad. Es por lo tanto una obra que vale la melancolía leer al menos una vez en la vida.

José Mauro de Vasconcelos nació en Río de Janeiro en 1920. Fue escritor, periodista, actor y artista plástico. A lo largo de su vida escribió 21 libros, la mayoría de ellos autobiográficos. Registró cuatro millones ejemplares vendidos, lo que lo convirtió  en el segundo autor brasileño más requerido. Murió a los 64 años en San Paulo víctima de una bronconeumonía. 






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